43 Después de haber reunido entre sus hombres cerca de 2.000
dracmas, las mandó a Jerusalén para ofrecer un sacrificio por el
pecado,
obrando muy hermosa y noblemente, pensando en la resurrección.
44 Pues de no esperar que los soldados caídos resucitarían, habría
sido superfluo y necio rogar por los muertos;
45 mas si consideraba que una magnífica recompensa está reservada a
los que duermen piadosamente, era un pensamiento santo y piadoso.
46 Por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los
muertos, para que quedaran liberados del pecado.